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Periodismo para la gente

García Lorca, el poeta que se niega a morir

García Lorca, el poeta que se niega a morir

Poco antes de la madrugada remota del 19 de agosto de 1936, cuatro hombres que habrían de encontrarse con la muerte salían de su prisión, escoltados por bayonetas y fusiles hacia las cercanías de la Fuente de las Lágrimas. Allí, desde julio pasado, y al pie de los olivos, más de 280 personas ya habían sido fusiladas.

Ahora le tocaba el turno al poeta español Federico García Lorca, arrestado tres días antes, bajo el cargo de “espía de los rusos” y también “porque ha hecho más daño con la pluma que otros con la pistola”. Vanos fueron los intentos de sus amigos por liberarlo. Su suerte ya estaba escrita.

García Lorca apoyó, junto a otros intelectuales, al gobierno del Frente Popular con manifestaciones artísticas públicas. Por eso, cuando su hermana Concha le preguntó, a la hora de la cena, si él era en verdad un comunista como andaban diciendo por ahí, él –riendo– le contestó: “Olvídate de todo lo que dice la gente. Yo pertenezco al partido de los pobres”.

 

La guerra civil española

En julio de 1936 el aire de España olía a guerra civil. Luego del triunfo de los izquierdistas reunidos bajo el Frente Popular (apoyados por los anarquistas) en las elecciones de febrero de ese año, el ambiente se hizo irrespirable. España se debatía entre una burguesía conservadora y un gobierno progresista dispuesto a aplicar cambios radicales que habrían de afectar a varios.

Pero el nuevo gobierno se encontró con posiciones radicales internas que favorecieron un clima de enfrentamiento. Así, el 18 de julio de 1936, gran parte del ejército se alzó en contra del gobierno. La acción inmediata de éste fue que las milicias populares impidan a los sublevados apoderarse de las ciudades principales. Estalló así la guerra civil española, que habría de terminar luego de tres años con Francisco Franco al mando del país, instaurándose una dictadura militar que concluyó con su muerte, en 1975.

Varios intelectuales murieron durante aquellos años de rojos combates. Uno de ellos, sino el primero, García Lorca…

¡Ay, qué 19 de agosto en sombra!

Ilustración: Pérez De Elías

Oda con luz para una palabra sin ojos

Oda con luz para una palabra sin ojos

Realizar. Qué fastidio de palabra cuando su abuso frecuente y nada expresivo se la encuentra sin razón de ser en los informativos de la radio, la televisión, las ciber páginas de la Internet y en casi todas las notas de prensa de los periódicos de este país. Ello denota el poco aprecio o conocimiento que los periodistas tenemos de las palabras. O tal vez nuestro deficiente esmero lingüístico.

De todos modos, el resultado siempre tendrá un rostro trágico y otro cómico. Por un lado, conmueve el grado inocente de descripción al que llegan algunas notas de prensa. Y por otro, nos arranca una sonrisa irónica, porque da pena demasiada simplicidad escolar. Por ejemplo:


Según el ministro de la Presidencia, José Galindo, la titular de Educación explicó en la sesión de gabinete todo el detalle del trabajo que se viene realizando para la realización del Congreso, que definirá la nueva política educativa para la siguiente década .


El Diario “Ministra informó a gabinete sobre congreso de educación” La Paz, sábado 13 de noviembre de 2004.

Sociedad/Seguridad Página I-7.


No vale la pena detenerse en más casos, porque los medios no se cansan de regalarnos todos los santos días ejemplos como éste.

El Manual de Español urgente, de la Agencia de noticias EFE, califica a realizar como un comodín y recomienda al periodista utilizar “la variedad en su vocabulario, pues palabras como ésta se repiten en exceso”.

El manual Pautas de redacción periodística 2005, del periódico La Prensa, explica que la palabra realizar es una muletilla “que muchas veces retrasa el verbo principal. Basta con decir ‘viajar’ en vez de ‘realizar un viaje’; ‘aportar’ en vez de ‘realizar un aporte’ (…) Pero hay ocasiones en las que esa palabra es necesaria, porque no es lo mismo realizar un sueño que soñar, realizar un plan que planear. Salvo expresiones de este último tipo, debe evitarse escribir esa palabra”.

La diferencia para este último caso estriba en que realizar funciona como verbo. Cuando decimos “realizar un sueño”, la palabra en cuestión, al juntarse con el sustantivo sueño, significa “cumplir una meta” o “alcanzar un objetivo”.
Hay que comprender, desde un principio, que realizar lleva dentro de sí el germen de la acción. Entonces resulta inútil escribirla a lado de un verbo. Basta, pues, el sólo hecho de obviarla.

Los verbos, dentro de una oración, son como la luz que no admite obstáculos oscuros para mostrarnos todo cuanto hay ante nuestros ojos.

Los verbos son la corriente de un río al que le disgusta piedras innecesarias en su camino; son como el hilo conductor de un cuento. Mientras más claro y sencillo su camino enrevesado, quedará más abierto el trayecto para llegar a la luz de su idea.

Cuando nuestros grandes maestros del periodismo nos sugieren que debemos evitar el lenguaje técnico en nuestras notas de prensa, no pecan de caprichosos. Y, por desgracia, cada que se lee, oye o escucha la palabra realizar parece que despidiera de sí un tufo contaminado de tecnicismos.

De lo que se trata, más bien, es de convertir al lenguaje en un instrumento ideal para llegar al Otro. A ese ser desconocido para quien escribimos todos los días. ¡Qué sería del periodismo sin las palabras! ¿Con qué frases, argumentos o verbos podríamos decirle al mundo lo que acabamos de presenciar? No bastan las simples imágenes de la televisión. Éstas para dar cuenta y razón de sí necesitarán siempre apoyarse sobre una pared confiable de palabras.

La palabra, en periodismo, como está dirigida a un público amplio, heterogéneo, disperso y cultural, no puede pretenderse erudita o sabia y mucho menos vulgar; pero sí accesible para todos.

La presencia de la palabra en el trabajo del periodista es constante. No es una moda que aparece por casualidad: no es un sitio o hecho de cobertura eventual; no es un lugar al que acostumbra visitar de cuando en cuando y tampoco es un recurso y comodín alternativo de expresión.

La palabra para el periodista es lo que las notas musicales para el músico. Esto tampoco significa recurrir a extremos, como exigir que los periodistas se conviertan en filólogos o lingüistas especializados.
Se trata, de que comprendamos que podemos ser capaces de conocer, comprender y reconocer a la palabra como herramienta de trabajo, porque en ella reside la expresión.

La palabra se convierte, entonces, en un eje sobre el cual giran los demás elementos con los que los periodistas trabajamos: la ética, las cifras, los porcentajes, los números y la verdad de quienes explican a la sociedad el proceder de sus responsabilidades públicas.

Si no llegamos a comprender ese detalle, seremos culpables de dejar a las palabras en estado vegetal. Sabremos de quiénes se tratan, pero no seremos capaces de hallar el punto exacto de su expresión.

Y no necesitamos complicarnos la tarea diaria para cumplir ese cometido. Pero sí se nos demanda poner una distancia entre cómo hablan nuestros entrevistados y la forma en cómo trasladamos esas palabras a nuestras notas de prensa.

Así, las palabras dejan de ser simples objetos de comunicación. Cada una adquiere un sentido único. Como las notas de un pentagrama. Todas, no sólo en su respectivo sitio, sino que también a su preciso tiempo.
El manual de estilo de la Agencia EFE al sugerir que ensayemos variedad en nuestro vocabulario, llega al corazón de un problema de fondo: la supuesta poca lectura por parte de los periodistas. Pero no es necesario lanzar otra flecha enconada hacia un problema para el que ya existe solución: “por cada página escrita, cien leídas”, recomendaba el periodista Ryszard Kapuscinski.

Sin embargo, si una sociedad quiere formar buenas personas, convendría tener en cuenta que la tarea de combatir a la pobreza de expresión debe nacer en las escuelas. Allá, los profesores de lenguaje (antes decían “Castellano”) deberían aprender a enseñar a los niños a que sean buenos amigos de las palabras; amigos de expresiones sencillas y claras, a través de la lectura crítica, donde reconozcan –con el paso del tiempo– el porqué del uso de las palabras.

Pero no. Por desgracia realizar es todavía una piedra en el zapato; es el argumento innecesario que perjudica el curso de la lectura. Es el ruido que distorsiona la melodía de la atención. Este atentado a la sensibilidad (que peca ya de abuso) denota pobreza de expresión. ¡Qué hecho más sobrecogedor! La pobreza de expresión ya es otro rostro del periodismo. ¡Vaya con el periodismo realizado que nos toca!


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Ilustración:
Abecor

Bibliografía consultada:

La Prensa: Pautas de redacción periodística 2005.

Agencia de Noticias EFE: Manual de estilo. Cátedra 2004.

Kapuscinski, Ryszard: Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar). Fondo de Cultura Económica/Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, 2003.

El Rey Midas de la música

El Rey Midas de la música

La repentina muerte del cantante Michael Jackson (MJ) fue la estocada final de una vida llena de éxitos que no causaron otra consecuencia mayor que no sea impacto. De hecho, el apellido de su éxito lleva ese nombre. Fue autor de una criatura a la que no supo dominar.

 

La vida de MJ tuvo altibajos insospechados, y todos provocaron en sus fanáticos una histeria colectiva que no se puede entender si no comprendemos antes quién era él.

Ahora, las revistas especializadas publican artículos que lo colocan como el rey de reyes de la música. Amén de que antes lo hayan condenado al ostracismo.

Tal vez tengan razón. Tal vez exageran. Pero de lo único que podemos estar seguros es de que después de muerto, este hombre “simple” de vida complicada dejó al mundo boquiabierto gracias a la consecuencia de sus actos.

Primer acto: Salta con éxito al escenario de la música. Atrás quedaron sus hermanos mayores. Se encuentran en un pasado que sólo los nombra como los Jackson 5. La historia (sea por capricho o porque le gusta el impacto, se queda en él).

Segundo acto: Con el paso de los años, MJ perdió su infancia. Su vida era la música, el baile, los escenarios, las giras de conciertos y comprender el difícil mundo de los negocios. Poco después, las canciones del grupo saltaron a las listas más famosas de éxitos. El destino lo había llamado como a su estrella más preferida.

Tercer acto: Desde que consagró su vida a la música, estamos seguros de que deseaba con toda su alma que los medios lo dejen en paz. Pero para su desgracia, el precio que pagó fue tan caro que sus millones de dólares apenas le alcanzaron para aquello que sus gustos le ordenaban. Murió endeudado, incluso. Pero la paz de su alma, nunca logró saldarla.

Cuarto acto: MJ aprendió para siempre que el baile debía ser el sello indiscutible de su música. Las coreografías novedosas que presentó impactaron no sólo por su novedad, sino también porque parecía haber llenado un vacío tan reclamado por la generación de jóvenes de su época.

Con él nació una nueva forma de entender al videoclip. Sus canciones son verdaderas historias que aún nos envuelven de atención: impactan. Con ese sello se lo conoció en la década de los 80’s. Era el Rey Midas de la música: canción que presentaba, éxito asegurado.

Quinto acto: La última década del siglo XX no fue la excepción. Luego de un breve silencio, retornó al mundo de la música con un nuevo rostro y desafíos nuevos. Comprendió que el éxito de su música habría de enseñarle que todo nuevo proyecto debe superar al anterior.

Fiel a esa consigna, una noche de concierto, cayó desmayado de cansancio en una de sus tantas presentaciones. Pero no fue la única. Los problemas judiciales tocaron a su puerta el día en que un padre de familia denunció que su hijo había sido abusado sexualmente por el cantante.

Los medios dirigieron sus dedos acusadores contra un hombre que no había aprendido a ser niño. Y como suele ocurrirnos a todos, lo juzgamos desde nuestra ventana, obviando que quizá su comportamiento extraño y esquivo le había hecho preferir a los niños antes que a cualquier otro ser.

Último acto: Había entrado en la quiebra. Las noticias sobre él ya no eran un eco de éxitos, sino una secuela de desgracias que no supo afrontarlas refugiándose en los medicamentos. No  pudo convivir con dos cosas opuestas: el éxito y su terrible timidez.

Así, este pasado 25 de junio, MJ cerró sus ojos para siempre dejando otra vez a sus adormecidos fans con la boca abierta de sorpresa. Había causado el último impacto de su vida: irse joven, triste, con una salud deteriorada, llevándose a donde quiera que se haya ido las estrellas de sus éxitos y los secretos de sus penas.

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Ilustración: ABECOR.

Selene Pinto: “La vida no es vida si no la sabemos bailar”

Selene Pinto: “La vida no es vida si no la sabemos bailar”

La Palla del Bicentenario es de aquellas personas que nunca se está quieta en su lugar. Necesita “hacer algo en la vida”, no para demostrarse de que es capaz, sino para darse cuenta de que la vida es un regalo divino que siempre se debe aprovechar.

 

 

Desde que la eligieron Palla 2009 (16 de mayo), Alejandra Selene Pinto Olivera no ha tenido tiempo ni de sentarse siquiera en un sillón cómodo, cerrar sus ojos y suspirar cobijada por el descanso.

Aquella noche, en el Centro de Comerciantes de La Paz, ex fábrica Said, la joven compitió contra 56 jóvenes en igualdad de condiciones para coronarse en la Palla, es decir, la “mujer más hermosa de la nobleza tiahuanacota”.

 

AHOGADA POR EL TIEMPO

Dos semanas antes a su elección, su tiempo empezó a reducirse como cuando la luz del sol se pierde en la irremediable oscuridad.

Este pasado domingo participó en la “Promesa a la imagen de Jesús del Gran Poder”. Durante la semana que viene la esperan otros compromisos como Palla, hasta que el sábado 6 de junio, día de la Entrada del Gran Poder, lucirá su traje de Llamerada del Bicentenario paceño, desde muy temprano. Ocupará el Palco de honor junto al presidente Evo Morales, el Vicepresidente Álvaro García Linera, el prefecto de La Paz, Pablo Ramos, y el alcalde de esta ciudad, Juan del Granado.

Por tal motivo, la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder requiere de su presencia casi todos los días, y en momentos menos planificados para organizar detalles. “No, no me quejo para nada. Sabía –aunque no con tanta precisión– de que estas cosas iban a pasar”, explica ella.

El pasado sábado 23 de mayo, los más de 70 danzarines de la Llamerada San Andrés, no sólo se reunieron para sus ensayos cotidianos, como de costumbre, sino que también le rindieron un homenaje sencillo de regocijo y felicitación por haber sido elegida Palla 2009. El presidente de la Llamerada San Andrés, Ángel Tarifa, y el historiador Fernando Cajías, fundador de la fraternidad, felicitaron a la joven y le desearon éxitos en sus actividades futuras.

El martes pasado, luego de haber sido entrevistada, por separado por dos medios, posó para la cámara fotográfica por el lapso de tres horas y media. No había desayunado por salir de prisa a su primera entrevista de la mañana. Luego se fue volando a un salón de belleza que, después de cuarenta y cinco minutos, la dejó para su segunda entrevista como una estrella de cine.

Pasado el medio día, y acabada la sesión fotográfica, apenas tuvo tiempo de almorzar. La esperaban otras obligaciones con la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder y con la directiva de la Llamerada San Andrés, la fraternidad que la postuló al premio que ahora lleva en el corazón.

“Sé que no tengo tiempo ni de contestar el teléfono; pero es divertido”, dice mientras contempla a través de las ventanas del taxi que la lleva a su reunión, cómo las primeras horas de la tarde se hacen mayores.

Las constantes llamadas telefónicas que recibe de sus amigos la han dejado “algo loca” estas dos últimas semanas, porque tuvo que darse cuenta (aunque no era su costumbre) de que había llegado el momento de utilizar una agenda.

Por razones de fuerza mayor se vio obligada a suspender, por unos días, sus clases de Mitología Universal que imparte en la Fundación Cajías. También redujo su participación en el programa televisivo Axesso, donde –desde hace tres años– apoya a la difusión del rock nacional.

Selene Pinto (tal como la conocen sus amigos), una simpática joven de 24 años, representa ahora a la “Mujer más hermosa de la nobleza tiahuanacota”, título que la Asociación de Conjuntos del Gran Poder adoptó desde 2002.

 

ACTIVIDADES DE PALLA

Su primera actividad como Palla consistió en activar el departamento de producción audiovisual en la Asociación de Conjuntos Folclóricos del Gran Poder.

Fernando Valencia, presidente de la Asociación y su directiva, le han encomendado la producción de un documental sobre la Mayor Fiesta de los Andes, la organización de un seminario en la Universidad Católica Boliviana y un Congreso en el Museo de Etnografía y Folklore.

 

¿QUIÉN ES LA PALLA 2009?

Selene Pinto es una joven entregada a las nuevas experiencias que la vida le da. Todo comenzó gracias a sus padres, explica.

Cuando tenía tres años de edad, su madre, María Elena Olivera, la había llevado a sus primeras clases de ballet clásico. Entre sus presentaciones están Chipollino, Casca Nueces y El lago de los Cisnes, entre otras. Sus maestras, Melba Zárate y Mónica Camacho, durante los siguientes cinco años, dejaron en ella la semilla eterna de que la vida no es vida si no la sabemos bailar.

A sus 15 años, Selene Pinto ingresó a un cuerpo de baile para el programa Decibeles. Había dejado sus clases de Tae Kwon Do para entregarse en cuerpo y alma al baile moderno. El fruto de esa experiencia le permitió, junto a Claudia Pereira, ser bicampeona nacional en el “Festival Danza Cruz”.

Mientras tanto, desde el seno de su hogar, sus padres llenaban su vida con música clásica, bossa nova, rock clásico, chacareras, blues y cuecas. La joven aprendió a apasionarse por el rock sinfónico y las danzas típicas del país.

De entre todas ellas, se enamoró hace más de tres años de la Llamerada, gracias a una invitación que le había hecho el historiador Fernando Cajías, su docente.

“Siempre he buscado en la música un historia de la cual disfrutar; tal vez porque mis padres, desde que yo era pequeña, solían leerme historias mitológicas para hacerme dormir. Pero yo sentía que cada noche quería escuchar más cuentos, más historias, más aventuras. Y, en cierto modo, ésa es mi búsqueda con toda clase de cosa que encuentro a mi paso; incluida la música, desde luego: disfrutar y saciarme con una buena historia”, explica.

No es casual que la joven haya heredado el amor por la música. Dice llevar en su sangre la música guerrillera de “Cañoto”, uno de sus antepasados. Al igual que de su bisabuelo, Zoilo Pinto, director de la banda del Ejército en Charagua, durante la Guerra del Chaco.

“El amor al folklore viene de la alegría de mi abuelito orureño Víctor Olivera, que siempre llevaba a mi mamá a ver la entrada del Carnaval”.

 

DIOS Y LOS ANCESTROS

Su formación católica la recibió en el Colegio María Inmaculada en la Gruta del Lourdes de la zona Norte. A los doce años descubrió en Israel el misticismo de la pasión y muerte de Cristo, conmoviéndola en su espíritu al igual que el día que bailó por vez primera para la Virgen del Socavón. Ahora recibe las orientaciones de su amigo el Padre Abdo Eid,  quien la ayudó a encontrar el amor incondicional de Jesús, a través de la veneración al Señor del Gran Poder.

Fruto de esa orientación radica en que la joven trabajó como voluntaria con los niños del Instituto Nacional de Adaptación Infantil.

Selene Pinto explica que se acerca también a la Pachamama gracias a la orientación que recibe del Kallawaya David Mendoza, quien le enseñó el camino hacia el sincretismo religioso. “Me atrae la lectura de la hoja de coca y los ritos ancestrales de nuestra cultura aymara”, añade.

 

LA VIDA COMO UN REGALO

Selene Pinto es de aquellas personas que nunca se está quieta en su lugar. Necesita “hacer algo en la vida”, no para demostrarse de que es capaz, sino para darse cuenta de que la vida es un regalo divino que se debe aprovechar siempre.

Fiel a esa consigna, la joven puede contar –con mucho orgullo y humildad– que fue azafata del programa deportivo de Toto Arévalo; escaló el Huayna Potosí; fue campeona de “canchitas” en Alto Obrajes; llegó a cinturón marrón en Tae Kwon Do; es “narradora” en juegos de rol; pinta miniaturas de Warhammer; colecciona animé; escribe artículos para el semanario Pulso; defendió en Buenos Aires el derecho a jugar fútbol en la altura, a través de la cadena Fox Sports y participó en la producción del documental sobre el partido de fútbol que jugaron Diego Armando Maradona y el Presidente Evo Morales.

Nunca, ni en su más remota fantasía, Selene Pinto pensó convertirse en la Palla del Bicentenario. Se nota que la joven no tiene tiempo de emocionarse, pues acaba de sonar su celular. “Todavía no me lo creo”, sonríe cubriéndose con las palmas de las manos su semblante teñido de rubor.

 

Foto: Eliana Aguilar Aguilar

Preocupa

Preocupa

Preocupa que Evo Morales califique a los medios como «un movimiento político opositor a su Gobierno».

Preocupa menos que se nos diga «pollos de granja».

Preocupa más que los temores de Morales -por desgracia- lo hayan sembrado algunos propietarios de los medios.

Preocupa mucho que algunas fuentes oficiales de información impongan cierta censura a algunos periodistas de determinados medios. Eso atenta contra el derecho del acceso libre a la información que tiene el ciudadano.

Preocupa que los periodistas se encuentren en mitad de una pelea política en la que, sin parte o contraparte, resultan más perjudicados; con insultos y golpes incluidos...

Preocupa que varios propietarios de medios culpen al Poder político de imponer recortes publicitarios en los medios.

Preocupa que éstos no recurran a la imaginación y a la consabida idea de que con información se pueden lograr muchos ingresos sin necesidad de “propagandas del poder”.

Los medios deberían enseñar a la sociedad y al mismo Poder de que la información es una cosa tan delicada y susceptible que no debería ser causante exclusiva de enconos, rencores y represalias; debería, por el contrario, servir de argumento y excusa para crecer como sociedad.

Es cierto también que ninguna información puede presumirse de “verdad absoluta”. Siempre hay dos o más verdades que se deben tomar en cuenta. He ahí la base para el debate.

La sociedad demanda informaciones que cumplan, por supuesto, con la mínima cuota de honestidad sobre un hecho; libre de prejuicios.

El Maestro Ryszard Kapuściński decía “(…) es necesario escribir sin odios, sin crear tensiones, sin retratar a los otros como a demonios y conociendo en profundidad los motivos y las sinrazones de cada conflicto”.

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Evo y sus pesadillas.
Ilustración: ABECOR.
Fuente: La Razón.

¡¡¡Grrrrrrrrrrrrrrr!!!

He ahí tú: tendida sobre la cama, bajo la pacífica custodia de tres suaves paredes de plata.

 

Todo en ti es perfecto.

 

Tus ojos cerrados, música con que llenas mi alma; tus manos juntas como un rezo, que me regalan el apoyo de tu confianza.

 

Ni siquiera el más profundo sueño en el que ahora yaces es capaz de impedir (para mi gloria) que dos suspiros juntos se escapen por la silueta rosa de tus labios…

 

Todo en ti es perfecto.

 

Todo en ti…

 

¡¡¡Óscar!!!
¡A comer!

¡¡¡Grrrrrrrrrrrrrrr!!!

Diatriba sin sal contra «Evento»

Mal empleada, la palabra evento puede convertirse en un virus mortal: elimina otras posibilidades de expresión más precisas que disponemos en el idioma español. Por ejemplo: ahora, ya no llamamos “conferencias” a aquellas disertaciones ante el público sobre un tema doctrinal; se llaman eventos.

Ya no acudimos a los “coloquios”, donde un determinado grupo de personas debate un problema “sin que necesariamente haya de recaer acuerdo”; asistimos a los eventos.

Los miembros de una asociación, cuerpo, organismo o profesión ya no se reúnen en un “congreso” “para debatir cuestiones previamente fijadas”; se reúnen en un evento.

Ya no se examinan y discuten los problemas en un “simposio”, sino en un evento. Ya no se llama “foro” a aquella reunión en que se debate asuntos de interés actual “ante un auditorio que a veces interviene en la discusión”; se llama evento. Ya no se organizan trabajos de investigación en los “seminarios”, sino en los eventos.

Prueba de lo dicho es que esta palabra aparece todos los días en cada uno de los periódicos de este país; se la oye y escucha también, a través de la radio y la televisión. Y en todos los casos siempre remite la noción de un acontecimiento organizado con anticipación.

“«Evento» en español (del latín eventus) significa, pues, un acontecimiento imprevisto, inseguro o un acaecimiento: algo que sobreviene sin estar programado, dejado al juego de los avatares”, explica el escritor y periodista Álex Grijelmo, en su libro “Defensa apasionada del idioma español”.

Pero es curioso que la última edición del diccionario de la Real Academia Española (2001) defina a evento, en primer lugar, como “un hecho imprevisto”. Luego, en su tercera acepción, explica que evento para Cuba, El Salvador, México, Perú, Uruguay y Venezuela significa “un suceso importante y programado, de índole social, académica, artística o deportivo”.

¿Qué ocurre, entonces, con evento en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Colombia, Paraguay, República Dominicana, España, Puerto Rico, Panamá, Honduras, Guatemala, Costa Rica y Nicaragua? Es de suponer que en estos países no se aplica la segunda definición del diccionario.

En el caso boliviano, como en el resto de los otros países tampoco se cumple la excepción. Basta con mirar las páginas electrónicas de sus respectivos periódicos o echarle una mirada a sus diferentes canales de televisión para caer en la cuenta de que la norma de la RAE cae en saco roto. ¿Acaso significa este hecho una contradicción, o lo que es peor una ruptura dentro de nuestra lengua?

Si revisamos en la página de Internet de la RAE las correcciones hechas a la XXII edición del actual diccionario, notaremos que evento no ha sido modificada.

Peor aún. Al mismísimo Diccionario Panhispánico de dudas le queda muy claro qué significa esta palabra, pues no figura en él; lo cual hace suponer que los hispanohablantes asumen a evento como un hecho organizado.

El Diccionario Panhispánico de dudas fue publicado en 2005 por la RAE con el propósito de aclarar “lagunas” que todos los hispanohablantes tienen respecto al uso de ciertas palabras. Su aporte es invalorable.

Pero con la palabra evento se equivocó o la omitió.

Y esta supuesta falta obligaría a revisar también los significados de “eventual”, “eventualidad” y “eventualmente”, así como de sus respectivos sinónimos.

¿Cómo llamaríamos a una rueda de prensa improvisada? ¿Tendría ésta un carácter “eventual”?; ¿cómo nombraríamos, entonces, al trabajador de una empresa, cuyo nombre no consta en la planilla de sueldos mensuales, pero que sí presta sus servicios cada cierto tiempo?

Grijelmo, periodista especializado en el idioma español, sostiene la idea de que este tipo de errores del idioma nace por culpa del complejo de inferioridad que los hispanohablantes tenemos hacia el idioma inglés.

“Event”, en inglés, sí significa un hecho de índole organizado. Y tal parece que este complejo (o vaya a saberse qué) llegó también a las 21 academias de la lengua española, y éstas no encontraron problema alguno para aprobar a evento con dos significados opuestos.

No, no se trata de lanzar flechas envenenadas a los académicos de la lengua. En ellos cae la responsabilidad de normar el idioma. Los académicos son los encargados de recoger modismos y neologismos y someterlos a un examen exhaustivo. Y ese proceso se prolonga durante varios años. En los académicos de la lengua reside también la sabiduría de diferenciar el origen verdadero de las palabras. Pero por desgracia, las últimas entregas de la RAE más parecen diccionarios de uso que normativos.

Hay que añadir también que la masa hispanohablante se inclina a pronunciar evento en lugar de otras palabras, porque –tal vez– sigue la comodidad de una moda equivocada; lo cual refuerza la crítica de que el crecimiento y desarrollo de un idioma no debería guiarse por lo que está en boga, sino por la facilidad de su expresión; por la novedad de su precisión y por el buen juicio de su significado.

Según Grijelmo, la creación de palabras obedece a tres motivos: cuando el neologismo “llena un vacío o se gana en expresividad”; “por prestigio mal entendido” o “por ignorancia o incapacidad de dar con la palabra adecuada del español”.

No se cumple la primera condición con evento. El idioma, que es la permanente construcción democrática de un pueblo, nace y crece desde él, llega a los académicos y, por último, termina siempre donde comenzó.

Además, evento no puede presumir de neologismo, pues no ha llegado al baúl de palabras del idioma español en calidad de “nueva”; ya estaba dentro de él.

Siempre que llamamos evento a un hecho de carácter organizado, rompemos la unidad del idioma. No sólo afectamos su significado, sino también su raíz. Y aquí muchos periodistas, presentadores de noticias o de espectáculos de la radio y la televisión alimentan el error de expresión profesando hacia evento un amor desenfrenado, enloquecido y poco o nada crítico.

Si bien estos periodistas, presentadores de noticias o de espectáculos no son académicos o filólogos del idioma, su parte de responsabilidad (y de culpa) radica en que no asumen a las palabras como herramientas de trabajo.

Por todos estos motivos, evento se convierte dentro de las notas de prensa, en un virus mortal que anula muchas ideas, matando varios conceptos cuyo resultado pretende dejarnos sin ninguna posibilidad de expresión. Ése el legado que hoy transmitimos a las nuevas generaciones. Y el daño podría ser grave.

Peor que el animal

Peor que el animal

Desde hace 16 años, el mundo del periodismo recuerda cada 3 de mayo como el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”.

En una fecha como ésta se debate los principios fundamentales de la libertad de prensa, la libertad de expresión y el estado de estos derechos en la sociedad.1
Añadamos a eso, el acceso al derecho de la información que todos tienen. Sin embargo, en nombre de este derecho se vulneran otros más importantes. Y la mayoría de ellos los comete la propia prensa.

La línea de varios medios de difusión ya no se acerca a la tan soñada libertad de expresión. Se hace, más bien, burla de ésta. No le interesa pasar ni pisar cuantas sensibilidades estén en su camino. Esa línea le hace daño no sólo a los medios.
Pero en el caso de Bolivia, la novedad no se queda ahí. Lo triste radica en que no se puede salir de ese problema.

Tal como se ve la realidad de este país, atrás quedaron los ataques contra los periodistas, las leyes que restringen el ejercicio del periodismo o la censura indirecta que el Poder político (y ahora los “movimientos sociales o cívicos”) imponen a los medios, a través de varios métodos violentos o comerciales.


Es triste darse cuenta de que muchos medios disponen del poder de la “manipulación” para hacerle frente al Poder Político. Y por desgracia, la gente ajena a esa contienda (propietaria exclusiva de la información) es la que paga las consecuencias.

Por culpa de la manipulación tenemos gente desinformada y harta de todo cuanto ocurre en la sociedad. Y como colofón, hay gente cansada y agobiada de las taras del periodismo.

¿Cuándo esta clase de periodismo se pondrá en sintonía con el pueblo? Cuando dejemos de depender del poder equivocado del dinero; cuando comprendamos que uno de los valores primordiales del buen periodismo es el compromiso con la vida; cuando percibamos que no es necesario mostrar sangre para pronunciar la palabra “muerte”; cuando concibamos por adelantado de que sí podemos causar mucho daño en nombre de la LIBERTAD de expresión; cuando dejemos de convertirnos en el escenario, perfecto, mudo y estúpido donde nos burlemos de la paciencia de las personas; cuando advirtamos que por culpa del prejuicio somos capaces de coleccionar coberturas irresponsables cuyas consecuencias apenas logramos reparar; cuando sepamos decidir –aun a pesar de nuestros jefes– de que nuestra libertad termina con el derecho de los demás; cuando nos demos cuenta de que el rating de audiencia no es otra cosa que la carrera acelerada y triste hacia la complicidad de crímenes.

Por ejemplo, cada que los noticieros muestran cómo matan a alguien, ese alguien muerte tantas veces sin que nos demos cuenta. Y lo que es peor, muere el también honor de su familia.

Desde luego, no es culpa de los medios que las ansias de poder hayan vuelto violentas a algunas personas, pero es su culpa difundir esa violencia con tanto morbo que sobrepasa los límites del respeto que éstos le DEBEN a la sociedad y a la vida en sí.

O como dijo el premio Nóbel de Literatura, Rabindranath Tagore: «El hombre, cuando es animal, es peor que el animal».

Referencias:
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1 Un comunicado de prensa de la UNESCO dice que “el Comité para Proteger a los Periodistas (CPJ), al menos tres periodistas han sido asesinados cada mes en los últimos quince años alrededor del mundo. El Instituto Internacional de Seguridad Periodística (INSI) registró un total de 22 muertes por asesinato o accidente en la región en 2008. La mayoría de los crímenes contra periodistas y otros profesionales de los medios permanecen impunes. En América Latina, las formas tradicionales de censura directa, como prohibir ciertos medios o poner algunas publicaciones en la lista negra, han sido reemplazadas por formas de control más sutiles e indirectas”.

Las consecuencias de la censura sembraron miedo a las represalias y la autocensura.